Utopía de una masacre (aún en preparación)
Parte I ¡Que tranquilo que está todo! La desolación del lugar, el silencio y la oscuridad de una noche sin luna crean un clima de suspenso como el que antecede a un huracán. A pesar del frío invernal , yo espero afuera, apoyado sobre la parte delantera de mi hermoso Torino negro apagado, con la campera puesta y fumando un delicioso cigarrillo. Los borceguíes marrones de cuero me protegen los pies y los bolsillos del pantalón vaquero son el mejor refugio para mis manos. Sin embargo, saco la izquierda para no tener todo el tiempo la nicotina pegada a los labios y la apoyo sobre el capó, ya húmedo, del vehículo. Así me doy cuenta de que el rocío ya empieza a mojar los adoquines y los árboles de la oscura plaza que está a mi derecha. Miro al frente, hacia lo profundo de la calle, donde esta se funde con la oscuridad total, ya ni hay farol municipal que ilumine esa zona. Eso me provoca cierta inseguridad y me hace buscar algo de luz involuntariamente. A mi izquierda, la antigua zapate...