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Mostrando las entradas de octubre, 2013

La torre para la princesa

Había una vez un joven muchacho, fuerte audaz y pobre. Vivía recorriendo el mundo comiendo lo que cazaba o la gente le donaba. Un día llegó a la entrada de una ciudad amurallada. Era mucho más grande que todos los pueblos con los que se había topado desde que, a los 12 años, comenzó su recorrido, cargando la tristeza de ver a sus padres convertidos en esclavos, privados de toda libertad. Un guardia que vigilaba la entrada se le paró enfrente impidiéndole el paso. Él intentó esquivarlo y este se lo impidió y le dijo que en esa ciudad no era bienvenido. Fredlick preguntó cómo era eso posible si era un desconocido. El vigía le contestó que ese era el motivo, como no era nativo de ese lugar o familiar de alguien que lo estuviera esperando en la entrada no podía pasar. El joven insistió que solo pasaría un rato dentro y al irse el sol, se retiraría él también. El hombre armado le dijo que no podía correr ese riesgo, porque de ello dependía su función y que si daba un paso más lo llevar